Macarra
Te vas a morir cuando te cuente lo que me pasó el otro día de camino a clase, tronco.
Te vas a morir cuando te cuente lo que me pasó el otro día de camino a clase, tronco.
“Joé”, pues iba por la “street” tío, y me encuentro un libraco “tirao”. Si si si, y cojo y me agacho y agarro el libro, “pá” ver si había algo guapo, tu ya me entiendes, jajaja. Pues nada “man”, que abro el maldito libro y que no había “na” de “na”, y yo me quedé toda “flasheada”, en plan: ¿pero que me narras?
Total que cojo y me lo guardo en la “mochi” “pá” luego fisgarlo en casa a ver si descubro algo, tío. Pues nada, que me voy a clase y me siento en la “mesi” de siempre y me pongo a mirar y la pizarra. Pues tío, que se me cayó el puto libro al suelo, joder, y viene el “teacher” y me lo coge, será “pringao” el tío, ¿”pá” que me coge mis cosas?
Bueno pues al “flipao” empieza a delirar sobre qué utilidad darle a mi puto libro, y ya cojo y digo yo que escribamos frases cada uno de nosotros. ¡No te rías coño, que ya sé que es una cursilada!
Total, que nos ponemos a escribir chorradas en el libraco ese y ya suena el timbre y nos piramos. Pues el “teacher” ya se quería quedar mi libro, el muy payaso hombre. Y ya le digo que me llevo yo mi libro, que lo dejaré por ahí para que alguien lo continúe. ¡Qué no te rías que te meto eh! Seguro que me va a aprobar lengua, tronco, así que menos “jajas”.
Pues sí tío, que dejé el libro “tirao” debajo de un sauce llorón grande que te cagas, y al día siguiente pasé por ahí y que no estaba tronco, flipas. ¿Quién narices lo tendrá ahora? Serás “hijoputa”… ¡Lo tienes tu “cabrón”!
Yo quiero ese libroo!
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